Los chicos de la calle parecen haberse convertido en parte del paisaje de las ciudades argentinas. Verlos genera angustia e impotencia.
Cae la noche y Marcelo mira al cielo. No tiene un techo que lo cubra. Se peleó con su familia y la calle fue su escapatoria. “¿Sabes lo feo y triste que es eso? Te sentís muy solo”. Miles de niños comparten ese mismo hogar, la calle, donde día a día enfrentan situaciones que otros chicos de su edad ni conocen.
Me peleé con mi familia y me fui, no aguantaba más,” cuenta Jonathan (no es su nombre verdadero), de 15 años, Limpia vidrios en las esquinas, hace malabares en los semáforos del microcentro, a veces pide plata en restaurantes y reparte estampitas en los colectivos. “Si logras sobrevivir ahí, podes con todo”, expresa desafiante. Como Jonathan, la mayoría de los niños de 10 a 15 años eligen como destino la ciudad. La ONG Médicos del Mundo Argentina registró en 2010 más de 3.500 menores en situación de calle y, un año antes, el Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes había censado sus actividades, con el siguiente resultado: limosneo, 26,4 %; cartoneo, 21,6; venta ambulante, 5,4 y malabares 1,4 por ciento.
En un 90%, provienen de la periferia. El panorama es similar, aunque en mayor escala, en otras urbes del país, como Buenos Aires, Rosario, Córdoba (capital), Mar del Plata y Bahía Blanca.
“Una monedita, por favor”, pide Jonathan casi todos los días en los colectivos de las linesas de transporte publico de pasajeros. A cambio, ofrece pequeñas tarjetas con dibujos y mensajes como: “Tres cosas irrevocables para la vida: el tiempo, las palabras y las oportunidades”. Algunos se la quedan y le dan una moneda, otros lo ignoran o le devuelven la postal.
Además de pedir dinero, muchos niños revisan la basura, tratan de conseguir algo para comer, asisten a paradores, se pelean, duermen sobre cartones, y con suerte se cambian de ropa. Para ellos, cada día es un nuevo reto: “Ayer salté a defender a un amigo de una banda de pibes que lo quiso apurar con una navaja. Saqué mi cuchillo que era más largo, se asustaron y se fueron”, relata Johnatan, quien tiene en los brazos “cortes tumberos”, pequeñas lastimaduras que se realizó él mismo con navajas o cuchillos. “Se cortan a sí mismos para exteriorizar tristeza o disconformidad con algo que les sucede”, explica un reconocido psicólogo.
Estas situaciones demuestran que ya no son niños, que se enfrentan a problemas que ni los adultos saben cómo resolver. Por ello, necesitan contención, no tienen una familia que los apoye”, agrega el psicólogo.
Johnatan no anda solo, arma “ranchadas”, grupos con pares que suelen cambiar con el tiempo. Los expertos en el tema explican que las niñas no suelen estar en la vía pública porque cuando desean irse de su hogar, tienden a conocer algún hombre más grande que les ofrece irse a vivir con ellos.
Y porque se da esto? La situación de calle es un fenómeno que los estudiosos plantean que se da de a poco: los chicos, al principio, dejan de asistir a la escuela, se quedan en el barrio, empiezan a pedir, caen en las drogas, hasta que ya no vuelven a dormir a la casa.
¿Por qué lo hacen? “La problemática tiene que ver con dos causas. El proceso de empobrecimiento y marginalidad de distintas familias, que aumentó de manera considerable a partir de 2001, y la violencia familiar, los malos tratos y familias ensambladas, que producen que el chico quiera irse de su hogar.
Pablo, de 14 años, es de la Costanera. Su papá es alcohólico y la mamá pide en la calle. No solían hacerse cargo de él . No compartía esa forma de vida y se fue de su casa. Comenzó a parar en los semáforos de Casal, intersección de las avenidas Mitre, Alem y 24 de Septiembre, pedía dinero y juntaba cartones.
Los chicos en situación de calle suelen establecer lazos con otros iguales que ellos .Pero al analizar la condición del hogar abandonado, los asistentes sociales se encuentran con que muchas veces no es saludable para el niño volver a su lugar de residencia o hasta los mismos padres creen que “están mejor en la calle”. A partir de allí, se busca algún albergue abierto, aunque denuncian que muchos no dan abasto y que hay pocos del Estado. “La clave está en que debe haber una articulación real entre todos los que traDelito y adicciones. ¿Por qué la droga? “Estás en lo marginal y no tenés a nadie que se preocupe por vos. Así podés pasar el frío, el hambre y los problemas. Pero una vez que se te pasa el efecto, estás en la misma. Yo siempre me sentí solo, por eso llegué a lo que llegué”, explica Marcelo, que a los 9 años ya se encontraba en situación de calle, pero comenzó a asistir al colegio y con 30 años ya no vive más en la vía pública, te drogas con tantas cosas, pero lo más común es el paco, la pasta base, el pegamento y hasta la nafta”, recuerda Marcelo, a quien mucho no le agrada rememorar su pasado. Pero sabe que sirve de ejemplo para todos los chicos que creen que no existe una salida a su situación.
Esa vida llena de exigencias y abandonos conduce a muchos a las adicciones y al delito. Marcelo cuenta que la droga no borra nada y que, encima, lo llevaba a hacer cosas que ni él imaginaba. Con este tema surge el debate acerca de la baja de la edad de imputabilidad de los menores, con la cual la mayoría de los asistentes sociales de niños en situación de calle no acuerdan: “No hay que crear más cárceles, sino más escuelas que los contengan y programas de inclusión laboral que eviten la reincidencia y políticas de prevención”.
Por otra parte, un informe realizado por Médicos del Mundo Cono Sur sostiene que, en realidad, no existen áreas de la salud especializadas en tratar niños en situación de calle. Al llegar el invierno, este problema se hace más evidente ya que el 40 por ciento de los menores se transforma en víctima de las infecciones respiratorias agudas por la falta de abrigo y acceso a una alimentación adecuada. El resto de los expertos que intervienen en el tema como trabajadores sociales, operadores de calle y demás especialistas consultados dijeron no estar conformes con el reconocimiento profesional que reciben: “Es un trabajo en el cual hay que poner el cuerpo todos los días y uno se involucra mucho. La recompensa económica no es acorde y eso a veces hace que mucha gente capacitada se vaya a otras áreas” Así las cosas, los chicos de la calle están expuestos a todos los peligros que la calle implica, desamparados, y lo que es peor sin un futuro con una inocencia perdida.
Gabriel Rodriguez
ResponderEliminarTe felicito cecy por tu informe que es muy bueno, esperemos que por una ves por toda el gobierno ponga a gente que realmente quiera hacer que esta problematica disminuya(ya que no creo que desaparesca dado que hay gente que se veneficia con ellos...)
Mucha suerte Cecy sigue asi no cambies nunca