POR SUERTE "HAGO EL MEJOR OFICIO DEL MUNDO, EL PERIODISMO" - GABO GARCIA MARQUEZ

Además de ser mi vocación, el periodismo para mi es una pasión.
Cuando estoy haciendo prensa me siento feliz, no me canso, disfruto haciéndolo porque es novedoso, además hay que ser creativo, observador, responsable, saber escuchar, saber comunicar y por sobre todo, AMAR ESTA PROFESIÓN!!!

Cecilia Grillo

sábado, 15 de diciembre de 2012

La Sociedad y la intolerancia social .





La pobreza no autoriza a delinquir, pero la necesidad justifica determinados actos










Empecemos por lo que todos sabemos: "En  Argentina hay muchos pobres, demasiados para un país que se jacta de su riqueza y sus niveles de crecimiento. 
Que la pobreza exista no quiere decir que los pobres están autorizados a hacer lo que se les dé la gana. Comparto el criterio de no criminalizar la pobreza, pero también adhiero a la posición de quienes sostienen que ser pobre no autoriza a delinquir. Ocupar un espacio público por la fuerza es un delito y cuando los que hacen esta tarea son muchos estamos ante una asociación ilícita. Planteado así el conflicto queda claro que no hay respuesta válida que no incluya la intervención del Estado como garante del orden, otra obviedad que todos están dispuestos a reconocer, pero muy pocos a hacerse cargo de ella .
En la Argentina los reclamos han crecido, han ganado la calle y, más que ganar la calle, han ganado legitimidad, lo cual ha dado lugar a que oportunistas de la más diversa ralea se aprovechen de esa situación para conquistar espacios de poder. Todo esto podrá ser criticable, pero es al mismo tiempo inevitable. En definitiva, el desafío del político es dar una respuesta válida al problema social,
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Ni en los partidos tradicionales ni en las dependencias del Estado faltan personas decididas a ordenar la represión. ¿Por qué no lo hacen?¿Porque no pueden?. ¿Porque los costos sociales serían mucho más altos que los que se pretenden corregir?


El primer requisito cuando se trata de resolver el tema de la pobreza es conocer el complejo, desgarrante e injusto mundo de la pobreza. En ese universo hay dolor, postergaciones y canalladas. La pobreza es una maldición para los pobres, pero es una bendición para quienes hacen negocios con ella. Se sabe que los pobres están despojados de derechos y en más de un caso de su humanidad. En esta vida todos somos manipulables, pero ellos son más manipulables que nadie. Punteros, delincuentes, políticos venales, activistas de izquierda, se agitan en estos submundos vendiendo ilusiones y esperanzas.




Los medios de comunicación y su responsabilidad

 Los medios de comunicación tienen la capacidad de acercar a la sociedad aquello que se califica como la "realidad" y adquiere el status de información.
Vale aclarar, que una cosa es "la realidad" y otra muy diferente la "realidad periodística", selectiva dimensión simbólica en la que algunos hechos, escenarios y protagonistas se abordan hasta el hartazgo y otros no alcanzan difusión pública. A través del proceso de selección, inclusión y exclusión de contenidos los medios intervienen como actores políticos, estigmatizando o legitimando los conflictos sociales y sus actores emergentes. Las rutinas profesionales y las estrategias de producción del temario colaboran para que esta intervención protagónica de los medios en lo político no se manifieste de manera tan cruda.

Así, la configuración de la protesta y quienes la llevan adelante son un producto concreto de la ideología de los medios puesta en acción.

El "ágora" mediática pone en funcionamiento la operación de mostrar una realidad donde aquello que se excluyó no gozará de entidad existencial para la sociedad si no la ha tenido para los medios, donde no todas las fuentes tienen la misma capacidad de llegada a la exposición pública y no todas las informaciones se sostendrán en el temario.
El medio construye y deconstruye "a piacere" la protesta, ocultando o mostrando hasta la exasperación, exhibiendo al que reclama al lado del integrado, al lado de la oposición funcional. Los actores del conflicto, por su parte, han aprendido en el ínterin, diversas estrategias para hacer visibles sus demandas, incluso planifican sus acciones para que puedan ser difundidas en horarios centrales de los noticieros televisivos. Sin embargo, una vez que la agenda mediática le baja el pulgar de exposición a un conflicto, éste desaparece de la agenda pública, por más que abarque a amplios sectores de la sociedad. En un mundo cada vez más fragmentado y desigual, la información, entendida como un bien social inalienable, es un bien escaso, que se disputa en abierta desigualdad de condiciones entre los distintos actores políticos, entre los cuales, los medios son un sector poderoso y privilegiado.





Hacedores  de Opinión Publica

Esto es; cuando las mayorías acompañan un proceso político se habla de la comprensión por el proceso nacional y popular y la presunta santidad de la opinión pública transformada en un alud de votos. Pero cuando esas mismas mayorías comienzan a flaquear -por las razones que sean- se comienza a hablar de “minorías esclarecidas” que, en este caso será la expresión… “todos sabemos que la opinión pública no existe, se construye”. Así, cual lisa y llana aceptación del concepto maniqueísta de la realidad, se concluirá que los pueblos deben ser guiados desde correas de comunicación cual Goebbels (Jefe de Propaganda del Nazismo) cuando afirmará… “Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosímil”.

En otras palabras; a las sociedades les gusta sentir que su conducción dirige el carro hacia el destino que desean y tienden a bajarse del mismo cuando perciben que el carro toma cualquier dirección poseada que la aleja de sus aspiraciones. Los auténticos liderazgos, en democracia, obvio, surgen cuando la conducción interpreta la necesidad del conducido y lo dirige hacia el destino que precisa para salir del peor escenario, la incertidumbre es siempre el escenario que las sociedades tratan de evitar. La incertidumbre suele ser incluso peor que el error. Porque el error, siquiera tiene el valor de identificar una camino que no se quiera volver a transitar, en tanto que la incertidumbre opera como el alcohol que no permite saber siquiera en que tambaleante dirección se encuentra la seguridad del propio hogar.





Sociedades con incertidumbre
Así, cuando la incertidumbre comienza a apoderarse de las sociedades, las mismas acciones o expresiones que antes eran aplaudidas, se transforman en muecas molestas porque el destino alcanzado es solo visto como una estación pétrea donde nadie quiere quedarse en la supuesta comodidad de haber alcanzado algo. Las sociedades reconocen los caminos recorridos cuando se recorren, no cuando se percibe inmovilidad o se exige comprensión del esfuerzo del punto de partida. Así, los puntos de llegada se comienzan a sentir como retrocesos porque ningún ser humano valoriza tanto lo que hizo como lo que quiere hacer. Es como la gente que se pregunta para que un rico sigue trabajando o arriesgando capital si podría quedarse placenteramente reposando en la eternidad de relajadas vacaciones. La respuesta está en el propio ser humano y sus sueños, más allá de cada propio y personal punto de partida inicial.
Y a no confundirse; disminuir la incertidumbre no es dirigirse hacia cualquier lado, es comprender y conducir cual es la demanda de la sociedad. Lo contrario solo tensará más a la sociedad y la tensión siempre tiene sobre si el riesgo de la ruptura y la violencia. Sobretodo cuando la incertidumbre se transforma en certidumbre de fracaso. Hoy, todavía el Gobierno dispone de un capital, no propio pero real. Y ese capital es la inexistencia de un liderazgo opositor que seduzca con nuevas certidumbres a la sociedad. Pero esto no hace más exitoso el fracaso. Solo demora los resultados. Cuando la oposición salga de la inercia del diagnóstico para encontrar o saber transmitir su decisión de tratamiento, o el oficialismo termine la autocontemplación de su propio pasado popular, el país encontrará su camino o… tropezará con él.



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